martes, 14 de julio de 2009

Grupo de Evaluación Académica y Docente

Los estudiantes de las licenciaturas de la Facultad de Filosofía y Letras, cuna de las humanidades e institución con enorme trayectoria como parte de la universidad pública más prestigiosa del país, tenemos el pleno derecho y la irrenunciable responsabilidad de reclamar una educación de excelencia, y eso pasa por planes de estudios de vanguardia, instalaciones óptimas para desarrollar nuestras actividades y, sobre todo, la participación de extraordinarios docentes en nuestra formación.

Formar un grupo estudiantil de Evaluación Académica y Docente no es un asunto de venganza, sino de responsabilidad. Se trata de reconocer que, en última instancia, la culpa de que el claustro de profesores de nuestras carreras cuenten con personajes ausentistas o mediocres la tenemos los estudiantes. Y esto porque no reclamamos, porque no denunciamos, porque no difundimos, y, lo peor de todo, porque desde hace 30 años nos inscribimos en sus cursos.

Ya basta de quedarnos callados y de aguantar con resignación lo que nos toca en suerte. Si los estudiantes de las licenciaturas de la Facultad de Filosofía y Letras tenemos interés en formarnos como humanistas críticos y profesionistas de primer nivel, y en esa medida estamos en condiciones de comprometernos activamente con nuestra educación, no hay razón alguna para que sigamos tolerando a maestros incapaces de asumir sus más básicos compromisos docentes. ¿Qué podemos hacer?

Organizarnos, no hay más. Diseñar mecanismos para denunciar activa y permanentemente los problemas de nuestra planta docente, como el hecho de que los profesores puedan ignorar completamente sus temarios, o incluso los nombres de sus materias. Poner en práctica estrategias para comunicarnos y combatir prácticas tan nefastas como extendidas, ejemplo de las cuales es el ausentismo docente. Explorar los caminos que las leyes y planes de estudio abren para efectuar estas denuncias, en esa tónica, por ejemplo, averiguar y difundir cosas tan elementales como la prohibición explícita que establece la legislación universitaria al respecto de delegar un curso entero a un adjunto. Abrir nuevos senderos cuando los oficiales no sean suficientes, como alguna forma de sancionar a los maestros que firman sus registros de asistencia por adelantado. Proponer de manera continua y crítica mejoramientos para los planes de estudio, así como profesores nuevos para el claustro. De eso, aunque no exclusivamente, se compone una participación activa en nuestra formación como humanistas. No del aguante estoico bajo las resignadas consignas de que “el posgrado será mejor”, o de que “el buen estudiante es necesariamente autodidacta”. Nuestros estudios de licenciatura no son un trámite, son una parte fundamental de nuestra formación académica y profesional. Pero no responderán a tan enorme rol si no lo demandamos.

En materia de propuestas concretas, y a reserva de que cada una de ellas se modifique, sea complementada o de plano reemplazada por ideas de quienes decidan sumarse a esta iniciativa, podríamos trabajar en:

  • Un sistema electrónico de Reseñas de Clases y Profesores, que tenga una difusión amplia y constante, involucre activamente a muchos estudiantes como redactores de reseñas y lectores, y cuente con un adecuado sistema de dictámenes para garantizar un mínimo de objetividad y respeto.
  • Una subcomisión de investigación y difusión de las cuestiones relativas a la docencia que las legislaciones y planes de estudio vigentes en nuestras Licenciaturas, Facultad y Universidad regulan, tales como apelación de calificaciones, límite de faltas a clase, papel de profesores adjuntos, contenidos básicos de materias obligatorias, etc. La misma comisión podría encontrar las incongruencias, problemas y ausencias de las mencionadas legislaciones y proponer ante las instancias correspondientes reformas para las mismas.
  • Una subcomisión interdisciplinaria que dedique esfuerzos constantes a la búsqueda de profesores nuevos, y los proponga como candidatos a formar parte de los claustros docentes de cada licenciatura.
  • Una organización interdisciplinaria de observadores en los salones de clase, formada por estudiantes que ingresen como oyentes a una clase durante un periodo relativamente prolongado y elaboren un informe acerca de su dinámica, contenido, profesor, las percepciones al respecto de los otros estudiantes, etc. Los informes podrían ser facilitados a los docentes, para fines de autocrítica, y ser también publicados en Internet, para efectos de difusión.
  • Un mecanismo capaz de recibir constantemente los comentarios y problemas de los estudiantes relativos a sus profesores, muy en especial a los de nuevo ingreso, así como de darles orientación. Como parte de éste, una estrategia para investigar, y en caso de considerarlo necesario, intervenir y denunciar sin tardanza casos de acoso sexual en las aulas.

Las posibilidades son ilimitadas, idearlas y llevarlas a cabo en beneficio de todos los que hoy estudiamos (y de todos los que en un futuro estudiarán) en la Facultad depende de nosotros. Y de nadie más.

Miembros:

Proyectos en curso:

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